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ĀæTodos recuerdan esas palabras "Querido jefe"? Estas sencillas palabritas que, durante aƱos, han hecho temblar a toda la poblaciĆ³n de Londres y han hecho hervir de rabia a los policĆ­as de Scotland Yard.

Eran las dos primeras palabras de "la letra roja" como la llamaremos. La carta del hombre que, enviada al London Press Center, acababa de materializar, por primera vez, una sombra que aterrorizaba a Inglaterra y al mundo: ā€œJack el Destripadorā€. "Jack el destripador".

 

El periodista FrĆ©dĆ©ric Best, del periĆ³dico ā€œThe Starā€, fue acusado entonces de haber escrito Ć©l mismo esta carta. SegĆŗn los informes, fue cubierto por su editor, Thomas Power O'Connor.

PermĆ­tanme contarles unas palabras sobre TP O'Connor, como lo apodaban quienes lo apreciaban por su valor justo. TP fue uno de los Ćŗltimos representantes del Partido Parlamentario IrlandĆ©s en la CĆ”mara de los Comunes del Reino Unido despuĆ©s de la independencia del Estado Libre. d'Irlande dans les annĆ©es 1920. Mais il Ć©tait aussi Ā« PĆØre de la chambre Ā», c'est-Ć -dire, le Doyen puisqu'il Ć©tait le dĆ©putĆ© en exercice ayant eu la plus longue carriĆØre parlementaire sans interruption (plus de quarante -nueve aƱos).

 

Durante mucho tiempo, casi siempre, he oƭdo hablar de esta historia de sospecha. Asƭ que es hora, ya que estamos entre nosotros, de decir todo lo que sƩ al respecto:

Seamos francos, tal vez esta carta la escribiĆ³ el periodista de este diario "La Estrella" que acababa de fundar TP y que querĆ­a ser una gran herramienta para estudiar y tratar de entender los mecanismos del alma humana.

Pero lo cierto en esta historia de carta es que TP no tuvo nada que ver.

Por otro lado, Ā”Ah, por otro lado!... Que luego tapara a su periodista... Ā”eso es otra cosa! Ciertamente lo hizo. Porque algo increĆ­ble sucediĆ³, unos dĆ­as despuĆ©s: se convirtiĆ³ en depositario de un SECRETO.

Y esta carta, que, aun siendo falsa, tenĆ­a como anticipada los hechos que iban a ocurrir, le permitĆ­aā€¦ investigarā€¦ y guiar a los investigadores, pareciendo no mirarā€¦

 

Ā”Porque sabĆ­a cosas sobre este Jack el Destripador! Pero habĆ­a dado su palabra de no revelar nada. Y una palabra dada, entre los O'Connor, es una palabra dada. No olvidemos que TP naciĆ³ en el condado de Westmeath en Irlanda. AdemĆ”s, su madre, de laalta burguesĆ­a, la nobleza irlandesa sin tĆ­tulo, le habĆ­a transmitido los valores sagrados de su rango. SaliĆ³ con Oscar Wilde y Arthur Conan Doyle. TenĆ­a un lugar para quedarseā€¦ pero tambiĆ©n tenĆ­a una investigaciĆ³n que se habĆ­a prometido liderar.

 

Pero ahora es el momento de que empiece a contarte cosas.

Y les voy a contarā€¦ Porque es 30 de septiembre y en el aƱo 1888, ese mismo dĆ­a, ese mismo 30 de septiembre, muere Catherine Eddowes a manos de Jack el Destripadorā€¦

Entoncesā€¦ Pues entonces no volverĆ© a hablarte de todo esto en 2023.  AsĆ­ tendrĆ”s en tus manos todo lo que sĆ© sobre este enigma. Todo por tu turno, para sumergirte en estas noches oscuras de WHITECHAPEL, este lĆŗgubre barrio londinense, a finales del aƱo 1888. Y tratar de comprender.

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Ā”Pero primero!... Ā”Escucha! ā€¦ El gran reloj darĆ” la medianoche en la callecita. Uno, dos, tresā€¦ PrĆ³ximamente, Catherine Eddowes saldrĆ” de la cĆ”rcel donde estuvo recluida unas horas por embriaguez pĆŗblica. AquĆ­ estĆ” ! Se precipita a un callejĆ³n estrecho llamado Church Passage... Tres testigos la ven. Eso, todo el mundo lo sabe ya que es asĆ­ como se lo anotĆ³ en el atestado policial.

 

Pero lo que nadie sabe es que alguien mƔs lo vio...

Y vi algo mƔs...

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